lunes, 29 de marzo de 2010

Los poetas malditos, Paul Verlaine

Prosa poética de Paul Verlaine publicada en 1888.

Poetas que se segregaron de la sociedad, huyeron de los honores, de los puestos oficiales y adquirieron aspectos de marginados sociales, conocieron la miseria, las enfermedades y el abandono.
Reaccionaron contra los poetas románticos, estos eran la voz de la sociedad, sentían y pensaban en nombre de la comunidad.
A partir de Baudelaire no se tratará del poeta sufriendo por todos, sino que será el propio sufrimiento encarnado en la poesía. Con ellos comienzan a surgir un puñado de poetas que comenzaban a reunirse en los cafés junto a artistas de la bohemia.
Estos genios generaron elaboradas reflexiones sobre el fenómeno poético, influenciados enormemente por Edgar Allan Poe.
El dogmatismo del siglo XVIII y que se prolonga hasta el siglo XIX, se ve sustituido por una juventud escéptica, agnóstica , que ha perdido la fe en los programas y serán reveladores de los males del siglo.
Baudelaire (1821-1867)
Se encargó de tomar los principios estéticos de Gautier, para lograr una mayor profundidad. Sus temas fueron el arte, la mujer, la ciudad, la bohemia, la muerte y el hastío, entre otros; temas que molestaban y le valió la censura y el procesamiento por parte de la legislación burguesa.
Sus escritos técnicos se interesaban por la belleza más que por el arte. Belleza como efecto del arte, herencia que toma de Poe, en donde la poesía debería ser el acceso a la belleza.
Si para los románticos la belleza era tomada de la naturaleza y de los mitos como símbolos de una armonía perdida, para Baudelaire el paisaje mítico de donde provenía la fuente de inspiración era la ciudad, sus habitantes anónimos, sus miserias humanas, sus placeres, sus sueños etc.
Al respecto Baudelaire dice: “Yo encontré la definición de lo bello, de mi belleza; es algo ardiente y triste , algo un poco vago, que aleja margen a la conjetura. Voy a aplicar mis ideas a un objeto sensible, por ejemplo el objeto más interesante de la sociedad, a un rostro de mujer…”.
Ha sabido intuir las relaciones entre el amor y el mal, quedando plasmado en “Las flores del mal”, obra que le costó ser condenado por ultraje a la moral pública y a las buenas costumbres, pero lo cierto es que este libro marcó un hito en la poesía moderna.
Sería el comienzo del fin, “Las flores del mal” comenzará a ser escrita en pleno estado depresivo, producto de la sífilis, luego vendría el opio, la miseria, la hemiplejía y la muerte en agosto de 1861. Si hay algo curioso es que el 31 de mayo de 1949 la Sala Criminal del Tribunal de Casación rehabilitó la persona de Charles Baudelaire, anulando el fallo de 1857.
“Afana nuestras almas, nuestros cuerpos socavan
La mezquindad, la culpa, la estulticia, el error
y, como los mendigos alimentan sus piojos,
nuestros remordimientos, compacientes nutrimos”
(Extracto de “Al Lector”. Las Flores del Mal).
Verlaine (1844-1896)
Su lengua es sencilla, ingenua y conmovedora, su poesía fue comparada con la música porque ha sabido jugar con los recursos de la misma. En donde todo está ahí intocable, perfecto, indecible.
Si bien fue influenciado por Baudelaire, progresivamente tomará características propias.
Sostenía que sus poesías vacilaban entre el sonido y el sentido, pudiendo captar que de la lengua Francesa se podía extraer musicalidad.
A diferencia de Baudelaire, se separá aún más de la tradición romántica, descubriendo que las sensaciones y los sentimientos se transmiten mejor suscitándolos que expresándolos.
Su deseo de ser libre es una ilusión tenaz y junto a tanta rebeldía, la poesía de Verlaine expresará espontaneidad.
En 1871 se produce el encuentro con Rimbaud, hecho que cambia el destino del poeta y de su poesía. Encuentro que provoca un enamoramiento ciego hacia Rimbaud, abandonando su vida matrimonial, para comenzar una tumultuosa aventura junto a Rimbaud. Las peleas y reconciliaciones serían innumerables hasta que un disparo del arma de Verlaine hiere a Rimbaud, para finalizar en la cárcel.
Esos años de prisión le sirven como desintoxicación física y moral. Siendo en este periodo místico- cristiano, en donde nacen “Romanzas sin palabra” (1874) y “Sensatez” (1881), reflejando su búsqueda de Paz.
Luego en la libertad volvería la vida bohemia, el alcoholismo, la miseria, que lo obligarían a internarse reiteradamente. Pero es en ese momento cuando logra la más genial de su obra: “Amar” (1888), “Paralelamente” (1889), “Liturgias íntimas” (1892) y “Elegías” (1893).
Finalmente en 1896 muere.
Rimbaud (1884- 1891)
Fue un genio; a los 20 años ya había escrito toda su obra y a los 37 años había terminado su vida. Siendo uno de los poetas más grandes de su tiempo.
Sin embargo durante mucho tiempo su poesía permanecía ignorada, él mismo se despreocupaba de que sus poemas fueran difundidos. Serán los surrealistas los encargados de resucitar sus poesías y junto con ellas el mito Rimbaud, el del adolescente furioso y enloquecido, que quiere cambiar la vida.
Rimbaud pensaba que el hombre se había vuelto manso y mediocre, incapaz de entusiasmo de goce auténtico.
En 1871 Rimbaud descubre lo que considera la verdadera naturaleza poética: el poeta no debe ser un artista, sino un vidente y a partir de entonces pone todo el empeño en evadirse de lo real y en la penetración del universo inexplorado de las sensaciones. Dirá: “El poeta se vuelve vidente por un logro inmenso y razonado desequilibrio de todos los sentidos. Todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura; él mismo busca, agota en sí todos los venenos….”. (Carta a P. Demeny).
En 1873 escribe “Iluminaciones”, pero es publicada por Verlaine en 1886 y también escribe “Temporada en el infierno” (1873). Dos años después deja de escribir y comienza una serie de viajes para Europa y África, dedicándose a la aventura y al tráfico. En 1891 será repatriado en forma urgente a raíz de una grave enfermedad; muere en Marsella en noviembre de ese año.
“Una noche, senté a la belleza en mis rodillas, y la encontré amarga. Y la injurié.
Tomé las armas contra la justicia.
Hui ! Oh brujas! Oh miseria, Oh rencor, a vosotros
fue confiado mi tesoro!…”.
Extracto una temporada en el infierno
Mallarmé (1842- 1898)
En contraste con Rimbaud, Mallarmé era obstinada y rigurosa con una veta estudiosa, monótona y sedentaria.
La lectura de “Las Flores del Mal”, define su gusto por la poesía y lo aleja de las románticos.
Sus obras y proyectos más ambiciosos son de su primera época, escritos como: “Herodías”, “La Siesta de un fauno”, “Igitur”.
Intenta alcanzar una inaccesible perfección mediante el rechazo de lo real. Necesita desterrar la idea de que la auténtica poesía puede ser leída por todos. En su opinion hay que devolverle su dignidad y preservarla de la admiración fácil y trivial.
La intención de explicar el mundo y la pureza ideal, la realiza a través de dificultosos medios.
El poeta recibe, según Mallarmé infinidad de palabras y de imágenes que le dictan, espontáneamente, ya sea la inspiración o el mundo exterior. Hay que combinarlas entre sí y hacer surgir sus analogías que permitirán el descubrimiento de los recíprocos significados. De esta superposición de imágenes surgirán sus poesías.
El simbolismo de Mallarmé permitirá el intercambio de lenguajes entre los entes, es así que “La egloga” de Mallarmé inspira a Debussy su preludio de igual nombre, y en esta música se inspirará Nijinsky para revolucionar al ballet, en 1912.
El altísimo ejemplo poético y la tensa exigencia teórica de los poetas mencionados, tardaron algunos años en ser plenamente comprendidas y asimiladas y siendo sus frutos una nueva oleada de grandes poetas, varias de ellos recibieron el Premio Nobel, fueron figuras conocidas y respetadas. Finalmente la herencia fue recibida por la poesía moderna.





Con el título original Les poétes maudits, Paul Verlaine escribe en 1884 un ensayo sobre seis poetas, él entre ellos, llamándose a sí mismo Pobre Lelian. Antecede a los poemas sus comentarios que inciden sobre la maldita condición.

Aquí algunos fragmentos:



Tristan Corbiére, “Su verso vive, ríe, llora un poco, se mofa en abundancia y se chancea mejor. Además es amargo y salado como su querido océano, no es arrullador en lo más mínimo como a veces le ocurre a este turbulento amigo, pero, al igual que él, refleja los rayos del sol, la luna y las estrellas en la fosforescencia de una tromba y de las olas enfurecidas. Se hizo parisino, pero sin el sucio espíritu mezquino. Ataques de hipo, vómito, ironía feroz y feliz, bilis y fiebre exasperadas en genio y en qué alegría”.

Arthur Rimbaud. “Tuvimos la fortuna de conocer a Arthur Rimbaud. Hoy muchas cosas nos separan de él sin que, por descontado, nuestra profundísima admiración por su genio y carácter haya mermado. (…) El hombre era alto, bien formado, casi atlético, de rostro de un perfecto óvalo de ángel exiliado, con cabellos castaño claro despeinado y los ojos de un azul pálido inquietante. (…) La obra del señor Rimbaud, remontándonos al periodo e extrema juventud, es decir de 1869, 70, 71, es abundante y formaría un volumen respetable. Se compone de poemas generalmente cortos, de sonetos, letrillas, poemas en estrofas de cuatro, cinco y de seis versos. Su verso firmemente asentado, rara vez usa artificios. Nada de cesuras libertinas y menos todavía de encabalgamientos. La elección de las palabras es siempre exquisita, algunas veces pedante a voluntad. El lenguaje es limpio y se mantiene claro aun cuando la idea se diluya o el sentido se obscurezca.”

Más adelante y luego de reproducir poemas de Rimbaud, incluso algunos “a espaldas suyas”, Verlaine exclama “Nos sentimos orgullosos de ofrecer por primera vez nuestros contemporáneos inteligentes buena parte de este rico pastel, algo de Rimbaud. Si hubiéramos consultado al señor Rimbaud (cuya dirección ignoramos, tremendamente vaga, además) es probable que nos hubiera desaconsejado emprender la parte de este trabajo que a él atañe. ¡Así se condena a sí mismo este poeta maldito!”

Stephane Mallarmé. “Preocupado de verdad por la belleza, consideraba la claridad como un don secundario, y siempre que su verso fuera numeroso, musical, raro, y, cuando era necesario, lánguido o excesivo, se burlaba de todo con tal de agradar a los delicados, cuyo representante más difícil era él. ¡Qué mala acogida de la Crítica tuvo este poeta puro que permanecerá mientras haya una lengua francesa para atestiguar su gigantesco esfuerzo! (…) En las páginas humorísticas, en el ‘seno’ de las revistas serias, casi en todas partes, se puso de moda mofarse, recordarle la lengua al escritor consumado, el sentimiento de lo bello al artista indudable. Entre los más influyentes, algunos estúpidos tildaron al hombre de loco.”

Marceline Desbordes-Valmore. “Es digna, por su oscuridad aparente pero absoluta, de figurar entre nuestros poetas malditos, y tenemos el deber imperioso de hablar de ella, a partir de ahora, lo más largo y detallado posible. El señor Barbey d’Aurevilly la sacaba hace tiempo de estas filas y señalaba esa rara competencia que posee, la rareza y verdadera competencia que tuvo. En cuanto a nosotros, pese a la curiosidad que sentimos por los bueno o bellos versos, la ignorábamos, cuando precisamente Arthur Rimbaud nos conoció y nos obligó a leer todo aquello, imaginábamos como un fárrago con algunas bellezas dentro. Nuestra sorpresa fue grande.”

Villiers de L’Isle Adam. “A veces el terror se cuela entre sus paradojas, terror que se diría compartido por el narrador: después una risa loca lo invade a él y a sus auditores debido a lo mucho que brilla entonces la novedad y la fuerza cómica del espíritu. Y Villiers se va, dejando una especie de atmósfera negra donde perdura a la vez en los ojos el recuerdo de un fuego artificial, un incendio, una serie de relámpagos y el sol. Más difícil resulta dar con la obra, rarísima y dar cuenta de ella. Queremos decir que ésta es casi inencontrable ya que, tanto por desprecio al ruido como por razones de extraña indolencia, el poeta gentilhombre se desentendió de la publicidad banal atendiendo sólo a la gloria.”

Pobre Lelian. “Este maldito habrá tenido sin duda el destino más melancólico, ya que esta palabra puede caracterizar las desgracias de su existencia, debidas al candor de su carácter y a la desidia – ¿irremediable? – de corazón que le han hecho decir de sí mismo en su libro Sapientia : Y además, sobre todo, no vayas a olvidarte de ti mismo, / arrastrando tu abulia y tu simpleza/ Allí donde se batalle o se ame, / De forma tan triste y loca en verdad / ¿Han castigado suficiente esta pesada inocencia? (…) El recuerdo, la esperanza, la invocación de un pecado me deleitan con o sin remordimientos, incluso bajo la forma y provistos de todas las consecuencias del Pecado algunas veces, pero más a menudo, hasta tal punto la carne y la sangre son fuertes, naturales y animales, como si se tratara de recuerdos, esperanzas , invocaciones. A mí, a usted, a él, escritores, nos es grato trasladar al papel este deleite y publicarlo más o menos bien expresado. Lo consignamos finalmente en forma literaria olvidando todas las ideas religiosas, o bien sin perder de vista una sola. (…) Hombre místico y sensual … Pobre Lelian es claramente libre de hacer libros de mera oración al mismo tiempo que de mera impresión.”

Luego de referirse a algunas de sus obras y consignar sus poemas, anuncia “Prepara, a través de contrariedades de toda índole, varios volúmenes. En marzo apareció Caridad. Al lado aparecerá próximamente. El primero es continuación de Sapientia, libro de áspero y dulce catolicismo, el otro es la recopilación en verso de sensaciones de las más sinceras y atrevidas. Y para concluir digamos que vio impresas dos obras en prosa. Los comentarios de Sócrates, autobiografía demasiado general, y Claire Lobscure, título principal de varios relatos. Ambas continuarán si Dios quiere. Tiene otros muchos proyectos. Sucede sin embargo que está enfermo, un poco desanimado, y les pide permiso para meterse en cama”.

“Y LO DEMÁS, YA ES LITERATURA”

Para saber qué es la poesía para Paul Verlaine, Pobre Lelian, mentor del Simbolismo, basta leer su:

ARTE POÉTICA (1885)

La música ante todo preferimos,

por eso mismo el verso imparisílabo

que es más vago y soluble

y que no tiene ningún peso ni pose

que lo tiente.

Y no olvides tampoco el elegir palabras

que se presten al equívoco:

quedémonos con una canción gris,

que junta lo más claro a lo indeciso.

[...]

¡Lo que buscamos siempre es el matiz,

solo el matiz y nada de color!

Sólo el matiz hermana sin herir

sueño con sueño, flauta y bronco son.

[...]

¡Retuércele el pescuezo a la elocuencia!

Y no estará de más, con mano dura,

poner coto a la rima: si la sueltas

nadie sabe hasta donde nos empuja.

[...]

¡La música ante todo, siempre música!

sea tu verso ese algo volandero

que sentimos huir de un alma

en busca de distintos amores y otros cielos.

Sea tu verso anuncio de ventura

en el crispado viento matutino

perfumado de menta y tomillo…

Y lo demás es ya literatura.

Paul Verlaine nació en Metz el 2 de octubre 1844 y murió en París el 8 de enero de 1896.












Bibliografia:
http://hablasonialuz.wordpress.com/2008/01/09/pobre-lelian-paul-verlaine-y-los-poetas-malditos/

http://patriciagomezpoesia.com/2008/10/16/los-poetas-malditos-baudelaire-verlaine-rimbaud-y-mallarme/


Mas info: http://www.leergratis.com/literatura/poetas-malditos.html

http://bibliocuenca.blogspot.com/2006/10/el-templo-de-los-poetas-malditos.html

1 comentario:

Gerardo Mendes dijo...

Es interesante la recopilacion que haces sobre los poetas malditos; he estado preparando una escena sobre 'Canto de otoño' de Baudelaire. Siempre me ha interesado la poesía y la creada en esta étapa la encuentro llena de fuerza y honestidad.

un saludo

G.